El tratamiento de aguas es fundamental para la supervivencia y el tratamiento de agua salada para uso doméstico una solución para abarcar la demanda de agua potable.
La escasez de agua afecta a un 40% de la población a nivel global y se calcula que para el año 2030 un 65% de la población sufrirá las consecuencias de la escasez de agua. Teniendo en cuenta la decreciente disponibilidad de agua dulce natural, la capacidad de desalar el agua de mar para el consumo humano, agrícola o industrial es una realidad que permite el acceso a este recurso.
Dentro de las técnicas de desalación, la más extendida es la ósmosis inversa (OI), usada en un 60% de plantas. A través de esta técnica se elimina la salinidad del agua usando una membrana semipermeable que permite el paso de agua, pero rechaza los iones. El agua de mar está cargada de microorganismos que se adhieren en estas membranas, encontrando un lugar donde cobijarse y crecer, obstaculizando así el paso de agua.
La aparición de estos organismos y el bioensuciamiento que provocan hace que sea inevitable parar la planta desaladora para limpiar las membranas, de los que no se tiene conocimiento del estado hasta que se procede a limpiarlo.